Las Naciones Unidas, varios organismos internacionales y un grupo de expertos han hecho público hoy un alarmante informe en que se pide una acción inmediata, coordinada y a gran escala para evitar una crisis causada por la resistencia a los medicamentos que podría tener consecuencias desastrosas.
El Grupo de Coordinación Interorganismos sobre Resistencia a los Antimicrobianos (IACG, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, que ha emitido el informe, advierte de que, si no se toman medidas, las enfermedades farmacorresistentes podrían causar 10 millones de defunciones anuales en 2050 y ocasionar perjuicios económicos tan graves como los derivados de la crisis financiera mundial de 2008-2009. Para 2030, la resistencia a los antimicrobianos podría sumir en la pobreza extrema a hasta 24 millones de personas.
Al menos 700 000 personas fallecen cada año por enfermedades farmacorresistentes, entre ellas 230 000 a causa de la tuberculosis multirresistente. Cada vez son más las enfermedades habituales, como las infecciones de las vías respiratorias, las de transmisión sexual y las de las vías urinarias, para las que no se dispone de tratamiento. Este problema aumenta también los riesgos asociados a intervenciones quirúrgicas que permiten salvar vidas y la precariedad de nuestros sistemas alimentarios.
El mundo está sufriendo ya las consecuencias económicas y sanitarias de la ineficacia de medicamentos importantes. Si los países no invierten en todos los grupos de ingresos, las generaciones futuras padecerán los estragos de la resistencia descontrolada a los antimicrobianos.
El informe recalca que la salud humana, la sanidad animal, la inocuidad de los alimentos y la higiene del entorno están estrechamente interrelacionadas, y pide que se adopte un enfoque de «Una salud» coordinado y multisectorial.
Por ello, recomienda las siguientes medidas a los países:
priorizar los planes de acción nacionales para ampliar la financiación y las actividades de creación de capacidad;
establecer sistemas normativos más sólidos y promover los programas de sensibilización sobre el uso responsable y prudente de los antimicrobianos por parte de los profesionales de salud humana y la sanidad animal y vegetal;
invertir en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para combatir la resistencia a los antimicrobianos;
prohibir urgentemente el uso en la ganadería de antimicrobianos de importancia esencial como promotores del crecimiento de los animales.
Amina Mohammed, Vicesecretaria General de las Naciones Unidas y Copresidenta del IACG, ha señalado: «La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la comunidad mundial. Este informe refleja la profundidad y el alcance de la respuesta necesaria para frenar su aumento y salvaguardar un siglo de progresos de la sanidad. Como bien afirma el informe, no hay tiempo que perder. Insto a todas las partes interesadas a que apliquen estas recomendaciones y se pongan manos a la obra cuanto antes para proteger a nuestra población y al planeta y para velar porque el mundo del futuro sea sostenible para todos».
Las recomendaciones solicitan la participación inmediata de todos los sectores, desde los gobiernos y el sector privado hasta la sociedad civil y el mundo académico.
Tras la primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Resistencia a los Antimicrobianos, celebrada en 2016, los dirigentes mundiales convocaron un grupo de expertos con el fin de formular un plan de acción para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos. El grupo estuvo integrado por representantes de los organismos del sistema de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y profesionales de los sectores de la medicina humana y veterinaria y la sanidad vegetal, así como de los campos de la alimentación humana, la alimentación animal, el comercio, el desarrollo y el medio ambiente.
Con el informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) renuevan su compromiso de liderar una acción colaborativa a escala mundial.
Como indica José Graziano da Silva, Director General de la FAO, «Las recomendaciones del informe ponen de manifiesto que los antimicrobianos son fundamentales para salvaguardar la producción, la inocuidad y el comercio de alimentos, así como la salud humana y animal, y promueven claramente su uso responsable en todos los sectores. Los países pueden impulsar sistemas alimentarios y prácticas agropecuarias sostenibles que reduzcan el riesgo de la resistencia a los antimicrobianos, trabajando juntos para promover alternativas viables a su uso, tal y como se indican las recomendaciones».
La Dra. Monique Eloit, Directora General de la OIE, dijo que «la resistencia a los antimicrobianos es un problema que debemos solucionar con urgencia adoptando un enfoque de «Una salud» y logrando que los gobiernos y partes interesadas asuman con determinación compromisos a largo plazo, con el apoyo de los organismos internacionales. Este informe demuestra el nivel de compromiso y coordinación necesario para enfrentarnos a este problema mundial que afecta a la salud pública, la sanidad y el bienestar de los animales, y la seguridad alimentaria. Todos debemos desempeñar la función que nos corresponde para garantizar la eficacia de estos medicamentos esenciales y velar por su disponibilidad».
Por su parte, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS y Copresidente del IACG, aseguró: «Vivimos un momento crucial de nuestros esfuerzos por proteger algunos de nuestros medicamentos más esenciales. En este informe se formulan recomendaciones concretas que podrían salvar miles de vidas cada año».
El documento destaca la necesidad de desplegar esfuerzos coordinados e intensivos para superar la resistencia a los antimicrobianos, que obstaculiza sensiblemente el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, entre ellos la cobertura sanitaria universal, la seguridad e inocuidad de los alimentos, la sostenibilidad de los sistemas agropecuarios, y el agua potable y el saneamiento.