Acción mundial contra la septicemia


Llamamiento de la OMS a la acción mundial contra la septicemia, causa de una de cada cinco muertes en el mundo

El primer informe mundial de la Organización Mundial de la Salud sobre la septicemia revela que las deficiencias graves en materia de información dificultan los esfuerzos por hacer frente a millones de muertes y casos de discapacidad debidos a la septicemia, especialmente en los países de ingreso bajo y mediano. Según varios estudios recientes, la septicemia mata a 11 millones de personas cada año, entre ellas muchos niños, y deja discapacitadas a muchos millones más.

Se necesitan urgentemente datos de mejor calidad. La mayoría de los estudios publicados sobre la septicemia se han llevado a cabo en hospitales y unidades de cuidados intensivos en países de ingreso alto, lo que aporta poca información para el resto del mundo. Es más, el uso de diferentes definiciones de septicemia, criterios de diagnóstico y códigos de alta hospitalaria hace que sea difícil determinar la verdadera carga mundial de la septicemia.

«El mundo necesita fomentar con urgencia los esfuerzos por mejorar los datos sobre la septicemia para que todos los países puedan detectar y tratar a tiempo esta terrible afección», señala el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Ello conlleva fortalecer los sistemas de información sanitaria y garantizar el acceso a medios de diagnóstico rápido y atención de calidad, en particular vacunas y medicamentos seguros y asequibles».

La septicemia aparece como respuesta a una infección. Si no se reconoce a tiempo y gestiona con prontitud, puede provocar choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte. Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir.

Los supervivientes de una septicemia tampoco están fuera de peligro: solo la mitad de ellos se recuperarán por completo, el resto morirá antes de que haya transcurrido un año o se verán afectados por discapacidades de larga duración.

Una complicación grave de una infección

La septicemia afecta de forma desproporcionada a las poblaciones vulnerables: neonatos, embarazadas y personas que viven en entornos de escasos recursos. Aproximadamente el 85% de los casos de septicemia y las muertes conexas ocurren en esos entornos.

Casi la mitad de los 49 millones de casos de septicemia anuales ocurren en niños, con el resultado de 2,9 millones de muertes, que podrían evitarse en su mayoría mediante un diagnóstico temprano y una atención clínica adecuada. Esta muertes son a menudo consecuencia de enfermedades diarreicas o infecciones de las vías respiratorias bajas.

Las infecciones obstétricas, en particular las complicaciones tras un aborto o las infecciones derivadas de una cesárea, son la tercera causa más frecuente de mortalidad materna. En el ámbito mundial, se estima que por cada 1000 mujeres que dan a luz, 11 experimentan graves disfunciones orgánicas debidas a una infección o mueren.

En el informe se indica también que la septicemia se debe con frecuencia a infecciones contraídas en los entornos de atención de salud. En torno a la mitad (49%) de los pacientes con septicemia atendidos en unidades de cuidados intensivos contrajeron la infección en el hospital. Se estima que el 27% de las personas con septicemia en los hospitales y el 42% de las personas en las unidades de cuidados intensivos fallecerán.

La resistencia a los antimicrobianos es un importante reto en el tratamiento contra la septicemia, puesto que complica la capacidad de tratar las infecciones, especialmente las asociadas a la atención de salud.

Mejora de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la septicemia

La mejora del saneamiento, la calidad y disponibilidad del agua, y las medidas de prevención y control de las infecciones, como una higiene de manos adecuada, pueden prevenir la septicemia y salvar vidas, pero deben ir acompañadas de un diagnóstico temprano, atención clínica adecuada y acceso a vacunas y medicamentos seguros y asequibles. Estas intervenciones podrían prevenir hasta un 84% de las muertes neonatales debidas a la septicemia.

Así pues, la OMS exhorta a la comunidad mundial a:

  • Mejorar las estructuras de los estudios para que sean más robustos y la compilación de datos de calidad, especialmente en los países de ingreso bajo y mediano.
  • Impulsar la promoción mundial, financiación y capacidad de investigación para recopilar datos epidemiológicos sobre la verdadera carga de la septicemia.
  • Mejorar los sistemas de vigilancia, empezando por el nivel de atención primaria, en particular mediante el uso de definiciones normalizadas y viables que se ajusten a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), y aprovechando los programa existentes y las redes contra determinadas enfermedades.
  • Elaborar medios de diagnóstico rápidos, asequibles y adecuados, especialmente para la atención primaria y secundaria, con el fin de mejorar la identificación, vigilancia, prevención y tratamiento de la septicemia.
  • Colaborar con los trabajadores sanitarios y las comunidades, y ofrecerles mejor formación, para que no subestimen el riesgo de las infecciones que pueden evolucionar hacia una septicemia, y que busquen atención pronto a fin de evitar complicaciones clínicas y la propagación de epidemias.

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